sábado, 13 de diciembre de 2014

Los Duros Diamantes del Emperador....

Queridos amigos con inquietudes pedagógicas... Os agradezco con alegría de nuevo vuestra atención y el regalo de vuestro tiempo cada vez que leéis las entradas de este Blog.
 
Hoy hablaremos del denominado "sindrome del emperador".

 
 
Cuando hablamos de violencia filo parental en la entrada de noviembre: "cuando llegan las dificultades...bellos diamantes de angostas vetas" de pulediamante.blogspot.com.es,  obviamos a proposito mencionar esta cuestión...son muchas las ocasiones en las que se producen conductas violentas y desafiantes por parte de preadolescentes, adolescentes y jóvenes en el contexto familiar que no atendien a ningun tipo de trastorno de conducta, trastorno psiquiatrico, enfermedad mental, consumo de toxicos o experiencias previas de violencia.
 
Son chicos y chicas que amenazan, extorsionan, vejan fisica y psicologicamente a sus padres y que estas conductas no son producto de una mala "gestión" por parte de los padres.
 
Mi enfoque tiene matices. Entiendo que los hijos violentos con sus padres en este sentido son personas temperamentalmente vulnerables y predispuestas a la tiranía, educados por padres que no pueden enfrentarse solos a la exigencia de una socializacion tan difícil como la que sus hijos "emperadores" plantean.
 
Así pues, no es la negligencia de los padres la que causa esa violencia.
 
La dificil socialización por parte de estos preadolescentes y jóvenes viene condicionada por las siguientes características:
 
1.-Escasa o nula capacidad afectiva (carencia de emociones vinculantes como el amor y la culpa)
2.-Bajo sentido de contencion y control (no consideran a sus padres con derecho de imponer normas de conducta ni se preocupan por los castigos)
3.-Hiperfocalización de sus metas egocéntricas, es decir, un deseo muy persistente de obtener sus propósitos y una respuesta de ira ante cualquier obstáculo que se interponga.
 
Analizaremos un caso real para profundizar y revelar claves en esta problemática:
 
El otro dia Juan (15 años) queria salir por la tarde con sus amigos, pero su madre, se lo prohibió porque Juan tenía un exámen al día siguiente. Entonces Juan la insultó gravemente y la tiró una lata de Acuarius a la cabeza.
 
Desde entonces Juan apenas le dirige la palabra, no arregla su habitación y va al instituto como un zombi.
 
Juan tiene una hermana de 12 años, vive con su madre de 41, y su padre de 42, ambos trabajan en su empresa, la madre de 8 a 3 y el padre haciendo desplazamientos a demanda de los clientes.
 
Hace 3 años ambos padres decidieron separase temporalmente durante un año y ambos hermanos se quedaron con su madre. Los dos hermanos se adaptaron bien a la situación  tras un par de meses alterados, incluso aparentemente la adaptación de Juan fue más satisfactoria que la de su hermana pues ésta se sentía muy apegada a su padre.
 
Desde que comenzó el curso Juan había cambiado mucho, según sus padres, se habian enterado que les había robado dienro varias veces y que sus notas habían caido en picado...y peor aún, en casa había comezado a protestar mucho y por cualquier cosa, aunque lo único que le pedían era que hiciera su cama.
 
Cuando conozco a Juan y despues de mucho insistir y no sin recibir muy malas contestaciones y negaciones dice "que sus padres no se enteran", que "solo estan pendientes de la gilipollas de su hermana" y que "quien son sus padres para tratarlo asi".
 
Resulta evidente que Juan posee las tres dificultades habituales de los chicos con el "síndrome del emperador", descritas anteriormente.
 
El plan de trabajo y acción en este caso fue el siguiente: le dije a Juan que podía seguir sin hablar con sus padres,pero que en ese caso no podría conseguir sus propósitos de lograr salir, tener ropa nueva...Le convencí de que no tenía que querer a sus padres a la fuerza, pero sí respetarlos...le hice ver que podía ser un chico inteligente si "simulaba" que les entendía...y que sería más inteligente aún si dejaba de robar en casa y no volvía a agredir a su madre.
 
Acordé con Juan que hablaría con sus padres para que fuera premiado por su buen comportamiento, pero que ellos no aceptarían de modo alguno un episodio más de violencia...etiquetando esta conducta violenta ante Juan como de personajes enfermos y fracasados.
 
Además le expliqué que si esa conducta violenta se repetía tendría que hablar con el colegio y con los padres de sus amigos para que supieran que "tenía conductas especiales".
 
Por regla general los niños con el "síndrome del emperador", cuidan mucho su imagen, y reservan el abuso y la extorsión para sus casas.
 
Juan comenzaba a entender que sus padres podían y tenían el derecho de educarle. Aproveché el "temor" que le causaba el que se supiera de sus "episodios en casa" para convencerle que tenía que aprender a mejorar su inteligencia para resolver conflicos y que para ello tendría que aprender técnicas de autocontrol y control mental.
 
Le pedí que describiera el episodio más grave de violencia acaecido en su casa, que resultó ser el episodio del Acuarius; en 10 horas de trabajo ensayamos cómo interrumpir la secuencia de violencia a través de técnicas de modelado, teatralización, autoinstrucciones y relajación.
 
Me reuní con ambos padres y les expliqué que si habia un episodio de agresión me avisaran de inmediato.
 
Les pedí que elaboraran tres listados, uno de "conductas inaceptables"( agredir, robar..); otro de las conductas que Juan debía realizar, y un tercero con conductas "brillantes", que suponían un esfuerzo extra en realizar.
 
Más tarde me reuní con Juan y con sus padres y quedó claro que Juan estaba obligado a realizar todas las tareas del segundo listad(hacer la cama, ir y aprovechar el Instituto...)
 
También le hice visualizar (no me resultó difícil...me pasó a mí) los inconvenientes de repetir curso y que si finalmente no sacaba el curso adelante el horizonte de cosas apetecibles para él se iría alejando...que comportándose bien, él viviría mejor.
 
A los padres les di tres instrucciones claras:
 
1.- Que no perdieran la oportunidad de subrayar las cosas que Juan hiciera bien.
2.-Que no perdieran el tiempo discutiendo y razonando sus decisiones con respecto a Juan, afirmando claramente lo que hay y explicándo una única vez la causa de ello.
3.-Que trataran de hablar con él cada dia unos minutos para explorar su mundo emocional.
 
Trataba de evitar que se rompiera de todo el vínculo y se motivó a los padres para que aprovecharan cualquier cuestión que pudieran compartir sinceramente, para establecer un acercamiento afectivo.
 
Propuse a Juan que me acompañara en mi trabajo diario como educador social durante unos días para que conociera y desarrollara su capacidad afectiva y el sentido de la disciplina y el compromiso.
 
Mas tarde los padres propusieron a Juan que acudiera a colaborar en un comedor social un par de cenas.
 
El premio si sacaba adelante el Curso y cumplía con los compromisos adquiridos conmigo y con sus padres respecto al comedor, sería una "preciosa motocicleta de segunda mano".
 
Meses después no se han vuelto a repetir los episodios de violencia, aunque soy consciente de la existencia de "algunas broncas grandes".
 
En lo fundamental, los padres han afirmado su autoridad y Juan ha adquirido unas pautas que le permitirán atravesar su adolescencia sin meterse en demasiados problemas. 
 

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